Por Martín Baigorria
Los trabajadores se organizaron y dieron una lucha ejemplar. Durante un mes los municipales de Lavalle (1) que adhieren a ATE, mantuvieron tomado el sector de Maestranza (2) de la municipalidad. Consiguieron un aumento salarial de 500 pesos, el pase a planta de los contratados con anterioridad al 2013 y la garantía de que no se tomaran represalias en su contra.
Como afirmó nuestro compañero Nicolás Del Caño en Canal 7, lo que planteamos desde el Frente de Izquierda en la campaña electoral sobre la precarización laboral, quedo en evidencia en este conflicto que lo protagonizaron trabajadores que cobran 2mil pesos mensuales con 30 años de antigüedad, y otros que tienen contratos basura hace más de 15 años.
Esta batalla se suma a otras tantas que se expresan en todo el país y que muestran la disposición de los obreros a ir hasta el final con sus demandas. En estas semanas se destacó la combatividad de estos hombres y mujeres que se bancaron innumerables provocaciones, amenazas, obstáculos y adversidades. Tanto los más viejos, como los más nuevos estuvieron codo a codo en primera línea de combate.
Para la mayoría de los compañeros esta fue su primera experiencia de lucha. La solidaridad, la calidez, el afecto, que había en Maestranza eran emocionantes. Los abrazos interminables en momentos difíciles, así como en los momentos de alegría, son muestra del compañerismo y la unidad de este grupo. Quedarán recuerdos imborrables.
Con el transcurso de los días, los municipales fueron ganando conciencia. Después de cada acción, en las asambleas y en las charlas, mientras se compartía un trago de agua fría, fueron sacando conclusiones. Identificaron quienes eran sus aliados, y quienes sus enemigos. Enemigos como el intendente Righi (FPV), las Fuerzas Represivas, el cura Juanito o la Tupac Amaru.
Righi es uno más de los funcionarios que se llenan los bolsillos y defienden los intereses de los empresarios en este régimen político corrupto. Este señor feudal, que vive de las prebendas y privilegios del Estado, desprecia en lo más profundo la vida de los trabajadores, y los somete a la explotación y a la miseria.
Por su parte, el cura Juanito hizo todo lo posible para poner a la comunidad en contra de los obreros. Mientras que la Policía, siempre dispuesta a reprimir, liberó la zona cuando la Túpac Amaru (3), en un rol de rompehuelga, con gente encapuchada fue a patotear a la puerta de Maestranza.
Desde el PTS en el Frente de Izquierda estuvimos desde el primer día hasta el último poniendo a disposición nuestras bancas, pudimos demostrar en la práctica el rol del parlamentarismo revolucionario, siendo un claro ejemplo de cómo deben actuar los legisladores y concejales del FIT, y nos sentimos parte de este triunfo.
Fue destaca la intervención de las compañeras legisladoras electas del PTS-FIT, Cecilia Soria y Noelia Barbeito, el Diputado Nacional Nicolás Del Caño, más la Juventud del PTS y los compañeros del Movimiento por la Unión y la Libertad (MUL), como lo reconocen los propios municipales y puede verse en la nota publicada en el periódico La verdad Obrera (4).
Es reivindicable la militancia solidaria de la juventud del PTS con la lucha obrera, que puso el cuerpo cuando lo tenía que poner. En este sentido fue muy importante la participación de decenas de compañeros que han comenzado hace pocos meses a hacer una experiencia militante con el partido.
Al calor de la lucha, con los compañeros y compañeras nuevos pudimos mantener diversas discusiones estratégicas, que son necesarias, para poder avanzar en el desafío que tenemos planteado, de construir un partido de trabajadores revolucionario.
Junto a los compañeros del MUL, fuimos las organizaciones de la izquierda que acompañamos incondicionalmente a los trabajadores en todo momento, en esta lucha muy difícil. Algo que nos agradecieron permanentemente los municipales.
Nuestra política fue superar el aislamiento y que se conozca en toda la provincia el conflicto, así como buscar el apoyo de la comunidad y de las organizaciones de trabajadores y estudiantes. Tuvimos una discusión táctica con ATE, que planteaba principalmente sostener medidas duras en Lavalle. Finalmente en la lucha se combinaron elementos de ambas posiciones.
Lamentablemente un espacio de organización estudiantil como la coordinación de sociología, conducido actualmente por el Colectivo Rebelde (5), estuvo muy por detrás de la situación. Más allá de la participación de compañerxs del MIR e Hijxs de la Rebeldía, en algunas instancias de la lucha; no surgió ninguna iniciativa para apoyar a los municipales y no se jugaron a movilizar estudiantes. Esta es la misma política con la que dirigen la Federación de la Patagonia, donde tampoco movilizaron ni un solo estudiante el día de la sentencia en el juicio a los petroleros de Santa Cruz.
El municipio hizo todo lo que estuvo a su alcance para desgastar el conflicto. La lucha se encontró muchas veces en serio peligro, en momentos donde el aparato de estos sectores reaccionarios “unidos y organizados” (municipio, gobierno, Sindicato Municipal, iglesia, policía, punteros, etc.) pasaron a la ofensiva.
Finalmente, después de una dura batalla, Righi fue derrotado por la persistencia de los trabajadores y el apoyo que le brindamos algunas organizaciones. Righi terminó retrocediendo por el costo político que implicaba pasar de la provocación a la represión contra los obreros decididos a resistir hasta el final y la izquierda, que uso la legitimidad conquistada en las elecciones al servicio de defender esta lucha.
Miles de mendocinos estuvieron atentos a esta lucha, y en la tierra de los Huarpes los municipales demostraron ser resistentes como sus antepasados. Este paso que han dado es muy importante, porque demuestra en pequeña escala, de lo que es capaz la clase trabajadora.
Este va a ser un año muy difícil para la juventud y los trabajadores, porque el gobierno quiere aplicar tarifazos, como los anunciados por Paco Pérez en la luz y el transporte, e imponer topes salariales en las próximas paritarias, muy por debajo de la inflación real. Además atacan las condiciones laborales y los puestos de trabajo. El ajuste que los municipios de Guaymallén y Santa Rosa descargan sobre los trabajadores, con cientos de despidos, es prueba de ello.
El ejemplo de los trabajadores de Lavalle es el que queremos multiplicar, porque solo con nuestra propia lucha vamos a conseguir nuestras reivindicaciones. Es por esto que tenemos que asumir el compromiso de llevar a nuestros lugares de estudio y de trabajo la experiencia de esta lucha.
Además, con el Comité de solidaridad por la absolución de los petroleros de Santa Cruz, vamos a realizar un festival el día de la presentación de la apelación al falló de La justicia (5 de Febrero). Tenemos la tarea inmediata de impulsar con todo una campaña militante por la Absolución de los compañeros.
Se avecinan nuevos combates, y no hacemos un balance exitista del conflicto en Lavalle. Para poder estar a la altura de las circunstancias tenemos que avanzar mucho y es imprescindible organizarnos con cientos de compañeros y reafirmar nuestro objetivo de recuperar sindicatos y centros de estudiantes militantes que nos permitan movilizar a miles para que triunfen todas las luchas.
Notas:
(1) El departamento de Lavalle, el “desierto mendocino”, fue el escenario principal de esta lucha. Para los que no conocen, se encuentra al norte de la provincia, en el límite con San Juan. En esta época, el calor es exagerado (temperaturas de más de 40º), la lluvia escasea y el viento cálido es constante.
(2) Maestranza, en otras provincias conocida como corralón, es el sector de la municipalidad donde se guardan camiones, herramientas, maquinarias, materiales, etc.
(3) La Túpac Amaru, es una organización degenerada, que es utilizada como fuerza de choque contra los trabajadores, como por ejemplo el año pasado en Jujuy, cuando ocupó la sede del Sindicato de Empleados y Obreros Municipales que había ganado la lista del “Perro” Santillán.
(4) http://www.pts.org.ar/Triunfo-la-lucha-de-los-municipales-de-Lavalle
(5) El Colectivo Rebelde es un agrupamiento conformado por Hijxs de la Rebeldía (Tendencia Estudiantil Revolucionaria -MIR) y “estudiantes organizados”
zonda en altura
domingo, 12 de enero de 2014
sábado, 17 de agosto de 2013
Graciela Cousinet y su reseña sobre el trotskismo
Por Eva Baez y Paul Lecea
Graciela Cousinet ha escrito una reivindicación de Trotsky destacable (aún cuando incurre en errores conceptuales y biográficos que no abordaremos en el esta respuesta)que contrasta con las interpretaciones políticas que extrae para el trotskismo en la Argentina y en la provincia. La operación de la decana de la Facultad de Ciencias Políticas de la Uncuyo es conocida: oponer los alumnos al maestro.
Para Cousinet, los 75mil mendocinos que vieron este domingo en el Frente de Izquierda, cuyos partidos que lo componen son de inspiración trotskista, votaron “a un movimiento de clase media universitaria”, salvo “excepciones muy puntuales”, cuya propuesta programática “es similar a la de los partidos que se sitúan en el espacio de la centro-izquierda.”. La verdad es que esta versión es equivocada hasta el hartazgo. Cousinet sigue en esto el camino de analistas como Marcelo Padilla, y muchos otros periodistas que tratan de explicarse el triunfo del FIT en las urnas por un voto “bronca” o “de clase media”, cuyos efectos ayuda a crear una izquierda ahora supuestamente “elogiada” por los medios de comunicación hegemónicos.
Los términos del debate parecen estar bastante precisos: es necesario explicar el resultado electoral de la izquierda, pero sembrando la mayor cantidad de dudas posible de que el proceso de ruptura de masas que se vive con el kirchnerismo (lo que ella supo definir correctamente en su análisis electoral como crisis del peronismo), esté siendo capitalizado por izquierda por el FIT. A propósito de esta crisis, Daniel James, autor del libro Resistencia e integración, el peronismo y la clase trabajadora en la Argentina, plantea, en el último número de la Revista Ideas de Izquierda, que el kirchnerismo no pudo renovar una corriente de militancia peronista en el movimiento obrero y que hoy “los que se oponen a la burocracia sindical peronista históricamente de derecha, no son los montoneros, sino la izquierda”.
Las luchas sociales, en las que la izquierda ha tenido una gran presencia durante los últimos años, también explica aquello que Cousinet expone jocosamente como un dato “de la jerga”: lo que es “troskear”. Lo que sucede es que la cultura política de la izquierda durante el último período se ha constituido por oposición a la opción posibilista en la que cayeron los partidos tradicionales, incluyendo el que ella representa. La presencia en la lucha de los trabajadores ha contribuido a una reactualización de las premisas bajo las cuales buscó el trotskismo fundar su proyecto político. Por eso se equivoca Cousinet en exponer al trotskismo de un modo extemporáneo, como si el mayor mérito de los trotskistas estuviese en rezar, no se sabe en nombre de qué creencias metafísicas, mejor que otros que, como Cousinet, hacen culto del eclecticismo teórico. Como ejemplo, el trotskismo fue el primer partido en la historia de Mendoza que llevó de candidato a un peón rural (José Soto), protagonista de la lucha de los trabajadores ajeros contra el trabajo esclavo y la explotación infantil, algo dejado totalmente de lado por los partidos “de la Mendoza conservadora” (¿verá en esto G.C. algún sesgo “de clase media”?). Mientras tanto, su partido integraba la lista del FAP que candidateó a Luis Leiva, quien colaboró con la fuga del genocida Otilio Romano. Ha estado también en la agenda del trotskismo la lucha por los derechos de las mujeres, haciendo notar, no desde esta histórica elección, sino desde 2009, cuando nuestra candidata Jazmín Jiménez centró su campaña en terminar con las muertes de mujeres por abortos clandestinos (mientras que el gobierno de Cobos le negó el derecho al aborto no punible a niñas de 12 y 13 años que habían sido violadas). Además el trotskismo es parte de las luchas docentes, estatales, de choferes, ambientales, industriales, etc. Es conocida la presencia del Frente de Izquierda, y en particular del PTS en las luchas de los trabajadores del SUBTE de Buenos Aires (Claudio Dellecarbonara), Zanón en Neuquén (Raúl Godoy, Diputado Ceramista del FIT en Neuquén), de la Alimentación (Hermosilla, del PTS, perseguido por el “Proyecto X”) y cientos y cientos de casos más entre los que quisiéramos nombrar a Alejandro Vilca, recolector de residuos y candidato que ubico al FIT como cuarta fuerza en Jujuy y a Hernán Puddu, obrero despedido de la automotriz Iveco y perseguido por la burocracia del SMATA.
¿A qué viene toda esta “mistificación”, del trotskismo? ¿Cuál es la intención de presentarlo como una secta de culto? ¿No será para esconder que en la Facultad de la que es decana, no hay una sola cátedra que tenga un capítulo de León Trotsky entre su bibliografía? ¿Será por estos mismos prejuicios, que a toda la política y la intelectualidad local le ha caído un balde de agua fría que “la secta de los trotskos” logre una adhesión de 76.328 votantes?
León Trotsky fue un dirigente revolucionario, cuyo legado puede encontrarse en la reactualización de las luchas que dan los trabajadores y los pueblos en el mundo entero. El trotskismo tiene mucho para decir acerca de la realidad viva y hace rato que lo está haciendo, estas elecciones así lo demuestran. Las masacres en Egipto o los fenómenos políticos de América Latina pueden ser encarados desde los textos de Trotsky en clave actual, buscando reactualizarse para ser un pensamiento en acción, por supuesto, siempre que se huya de las lecturas recitativas o de las revisiones que se contradicen con la historia. El PTS es el único partido que se abocó a esta labor, desde la década del ´90, poniendo en pie el Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones “León Trotsky”. De la misma manera, en Mendoza inauguramos, pocos días antes de las elecciones, la Biblioteca Karl Marx, donde está, a disposición de todos los mendocinos, la obra de León Trotsky, que prácticamente no se consigue en ninguna biblioteca ni librería de la provincia. También hemos impulsado numerosos debates, charlas y cátedras en la Universidad de Cuyo, donde la misma Graciela Cousinet ha participado. Cabe preguntarse, ¿impulsará Cousinet incorporar el estudio (crítico por supuesto) de Trotsky en las cátedras de la Facultad de la que es decana o seguirá opinando desde su torre de marfil?
Para no extendernos, quisiéramos referirnos de manera breve a algunas verdaderas “chicanas universitarias” en las que incurre Cousinet. Ella afirma que esta corriente se subdividió constantemente y no pudo ponerse de acuerdo respecto a casi ningún tema, buscando con esto ridiculizar los importantes debates que atraviesan al trotskismo en la historia argentina, como a cualquier corriente teórico-política que no se erija como un “dogma religioso” sino que busque las vías para intervenir en la realidad. Curiosa intención, sobre todo si tenemos en cuenta que años atrás estos debates, como el de Ramos y Peña fueron parte de la bibliografía de la cátedra de Sociología Política que ella misma dictaba en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Un debate apasionante en el cual Peña defiende las ideas del trotskismo de la independencia de clase que debe levantar la clase trabajadora frente a la burguesía nacional y los gobiernos como el de Perón, frente a un Ramos que rompe con el marxismo y se hace peronista (para hacerse neoliberal después). O la discusión entre Moreno y Santucho cuando este último cuestionaba la centralidad de la clase obrera industrial en la revolución y llamaba a organizar una guerrilla en el norte argentino, ya que preveía que el proletariado azucarero más explotado sería protagonista de la insurrección, un pronóstico que se demostró equivocado con el Cordobazo en 1969, que abrió una etapa de insubordinación obrera y popular en Argentina que no logró ser contenida por el regreso de Perón y tuvo que ser aplastada por la burguesía con la dictadura del `76. Resulta cuanto menos bizarro que minimice los importantes debates en el seno de la izquierda una referente de un movimiento que rompió sucesivamente con el radicalismo, el kirchnerismo, Proyecto Sur y el FAP y en las PASO integró la lista de Julio Cobos; dudamos de que exista en todas estas “rupturas” alguna reflexión estratégica y que no respondan más bien al liso y llano oportunismo. De aquí que para Cousinet la época en que los líderes de masas eran también intelectuales haya pasado, ya que para ella, “las verdades de la teoría” no son iguales a “las verdades de la práctica”.
Los intelectuales “progres” como Padilla y Cousinet, hablan sobre el trotskismo ahora que emerge en la escena política. Se preguntan “¿qué es el trotskismo?” “¿quién vota a la izquierda trotskista?” Asistimos a un “redescubrimiento” y renovado interés por nuestras ideas. Esto desmiente por sí solo la afirmación de Cousinet de que “de toda la izquierda de los sesenta y setenta son [los trotskistas] los únicos que han permanecido sin cambios sosteniendo los dogmas marxistas como verdades intocables y absolutamente inamovibles”. Por el contrario, la actualización del programa de Trotsky nos permitió a los trotskistas del PTS intervenir en la lucha de la fábrica Zanon tras la crisis de 2001, y su gestión bajo control de los trabajadores anda ya por los 11 años; se ha convertido en un símbolo internacional de resistencia obrera frente a la crisis capitalista.
Graciela Cousinet ha escrito una reivindicación de Trotsky destacable (aún cuando incurre en errores conceptuales y biográficos que no abordaremos en el esta respuesta)que contrasta con las interpretaciones políticas que extrae para el trotskismo en la Argentina y en la provincia. La operación de la decana de la Facultad de Ciencias Políticas de la Uncuyo es conocida: oponer los alumnos al maestro.
Para Cousinet, los 75mil mendocinos que vieron este domingo en el Frente de Izquierda, cuyos partidos que lo componen son de inspiración trotskista, votaron “a un movimiento de clase media universitaria”, salvo “excepciones muy puntuales”, cuya propuesta programática “es similar a la de los partidos que se sitúan en el espacio de la centro-izquierda.”. La verdad es que esta versión es equivocada hasta el hartazgo. Cousinet sigue en esto el camino de analistas como Marcelo Padilla, y muchos otros periodistas que tratan de explicarse el triunfo del FIT en las urnas por un voto “bronca” o “de clase media”, cuyos efectos ayuda a crear una izquierda ahora supuestamente “elogiada” por los medios de comunicación hegemónicos.
Los términos del debate parecen estar bastante precisos: es necesario explicar el resultado electoral de la izquierda, pero sembrando la mayor cantidad de dudas posible de que el proceso de ruptura de masas que se vive con el kirchnerismo (lo que ella supo definir correctamente en su análisis electoral como crisis del peronismo), esté siendo capitalizado por izquierda por el FIT. A propósito de esta crisis, Daniel James, autor del libro Resistencia e integración, el peronismo y la clase trabajadora en la Argentina, plantea, en el último número de la Revista Ideas de Izquierda, que el kirchnerismo no pudo renovar una corriente de militancia peronista en el movimiento obrero y que hoy “los que se oponen a la burocracia sindical peronista históricamente de derecha, no son los montoneros, sino la izquierda”.
Las luchas sociales, en las que la izquierda ha tenido una gran presencia durante los últimos años, también explica aquello que Cousinet expone jocosamente como un dato “de la jerga”: lo que es “troskear”. Lo que sucede es que la cultura política de la izquierda durante el último período se ha constituido por oposición a la opción posibilista en la que cayeron los partidos tradicionales, incluyendo el que ella representa. La presencia en la lucha de los trabajadores ha contribuido a una reactualización de las premisas bajo las cuales buscó el trotskismo fundar su proyecto político. Por eso se equivoca Cousinet en exponer al trotskismo de un modo extemporáneo, como si el mayor mérito de los trotskistas estuviese en rezar, no se sabe en nombre de qué creencias metafísicas, mejor que otros que, como Cousinet, hacen culto del eclecticismo teórico. Como ejemplo, el trotskismo fue el primer partido en la historia de Mendoza que llevó de candidato a un peón rural (José Soto), protagonista de la lucha de los trabajadores ajeros contra el trabajo esclavo y la explotación infantil, algo dejado totalmente de lado por los partidos “de la Mendoza conservadora” (¿verá en esto G.C. algún sesgo “de clase media”?). Mientras tanto, su partido integraba la lista del FAP que candidateó a Luis Leiva, quien colaboró con la fuga del genocida Otilio Romano. Ha estado también en la agenda del trotskismo la lucha por los derechos de las mujeres, haciendo notar, no desde esta histórica elección, sino desde 2009, cuando nuestra candidata Jazmín Jiménez centró su campaña en terminar con las muertes de mujeres por abortos clandestinos (mientras que el gobierno de Cobos le negó el derecho al aborto no punible a niñas de 12 y 13 años que habían sido violadas). Además el trotskismo es parte de las luchas docentes, estatales, de choferes, ambientales, industriales, etc. Es conocida la presencia del Frente de Izquierda, y en particular del PTS en las luchas de los trabajadores del SUBTE de Buenos Aires (Claudio Dellecarbonara), Zanón en Neuquén (Raúl Godoy, Diputado Ceramista del FIT en Neuquén), de la Alimentación (Hermosilla, del PTS, perseguido por el “Proyecto X”) y cientos y cientos de casos más entre los que quisiéramos nombrar a Alejandro Vilca, recolector de residuos y candidato que ubico al FIT como cuarta fuerza en Jujuy y a Hernán Puddu, obrero despedido de la automotriz Iveco y perseguido por la burocracia del SMATA.
¿A qué viene toda esta “mistificación”, del trotskismo? ¿Cuál es la intención de presentarlo como una secta de culto? ¿No será para esconder que en la Facultad de la que es decana, no hay una sola cátedra que tenga un capítulo de León Trotsky entre su bibliografía? ¿Será por estos mismos prejuicios, que a toda la política y la intelectualidad local le ha caído un balde de agua fría que “la secta de los trotskos” logre una adhesión de 76.328 votantes?
León Trotsky fue un dirigente revolucionario, cuyo legado puede encontrarse en la reactualización de las luchas que dan los trabajadores y los pueblos en el mundo entero. El trotskismo tiene mucho para decir acerca de la realidad viva y hace rato que lo está haciendo, estas elecciones así lo demuestran. Las masacres en Egipto o los fenómenos políticos de América Latina pueden ser encarados desde los textos de Trotsky en clave actual, buscando reactualizarse para ser un pensamiento en acción, por supuesto, siempre que se huya de las lecturas recitativas o de las revisiones que se contradicen con la historia. El PTS es el único partido que se abocó a esta labor, desde la década del ´90, poniendo en pie el Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones “León Trotsky”. De la misma manera, en Mendoza inauguramos, pocos días antes de las elecciones, la Biblioteca Karl Marx, donde está, a disposición de todos los mendocinos, la obra de León Trotsky, que prácticamente no se consigue en ninguna biblioteca ni librería de la provincia. También hemos impulsado numerosos debates, charlas y cátedras en la Universidad de Cuyo, donde la misma Graciela Cousinet ha participado. Cabe preguntarse, ¿impulsará Cousinet incorporar el estudio (crítico por supuesto) de Trotsky en las cátedras de la Facultad de la que es decana o seguirá opinando desde su torre de marfil?
Para no extendernos, quisiéramos referirnos de manera breve a algunas verdaderas “chicanas universitarias” en las que incurre Cousinet. Ella afirma que esta corriente se subdividió constantemente y no pudo ponerse de acuerdo respecto a casi ningún tema, buscando con esto ridiculizar los importantes debates que atraviesan al trotskismo en la historia argentina, como a cualquier corriente teórico-política que no se erija como un “dogma religioso” sino que busque las vías para intervenir en la realidad. Curiosa intención, sobre todo si tenemos en cuenta que años atrás estos debates, como el de Ramos y Peña fueron parte de la bibliografía de la cátedra de Sociología Política que ella misma dictaba en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Un debate apasionante en el cual Peña defiende las ideas del trotskismo de la independencia de clase que debe levantar la clase trabajadora frente a la burguesía nacional y los gobiernos como el de Perón, frente a un Ramos que rompe con el marxismo y se hace peronista (para hacerse neoliberal después). O la discusión entre Moreno y Santucho cuando este último cuestionaba la centralidad de la clase obrera industrial en la revolución y llamaba a organizar una guerrilla en el norte argentino, ya que preveía que el proletariado azucarero más explotado sería protagonista de la insurrección, un pronóstico que se demostró equivocado con el Cordobazo en 1969, que abrió una etapa de insubordinación obrera y popular en Argentina que no logró ser contenida por el regreso de Perón y tuvo que ser aplastada por la burguesía con la dictadura del `76. Resulta cuanto menos bizarro que minimice los importantes debates en el seno de la izquierda una referente de un movimiento que rompió sucesivamente con el radicalismo, el kirchnerismo, Proyecto Sur y el FAP y en las PASO integró la lista de Julio Cobos; dudamos de que exista en todas estas “rupturas” alguna reflexión estratégica y que no respondan más bien al liso y llano oportunismo. De aquí que para Cousinet la época en que los líderes de masas eran también intelectuales haya pasado, ya que para ella, “las verdades de la teoría” no son iguales a “las verdades de la práctica”.
Los intelectuales “progres” como Padilla y Cousinet, hablan sobre el trotskismo ahora que emerge en la escena política. Se preguntan “¿qué es el trotskismo?” “¿quién vota a la izquierda trotskista?” Asistimos a un “redescubrimiento” y renovado interés por nuestras ideas. Esto desmiente por sí solo la afirmación de Cousinet de que “de toda la izquierda de los sesenta y setenta son [los trotskistas] los únicos que han permanecido sin cambios sosteniendo los dogmas marxistas como verdades intocables y absolutamente inamovibles”. Por el contrario, la actualización del programa de Trotsky nos permitió a los trotskistas del PTS intervenir en la lucha de la fábrica Zanon tras la crisis de 2001, y su gestión bajo control de los trabajadores anda ya por los 11 años; se ha convertido en un símbolo internacional de resistencia obrera frente a la crisis capitalista.
jueves, 15 de agosto de 2013
La elección de la Izquierda en Mendoza y el pensamiento domesticado de Marcelo Padilla
Por Eva Báez
“Una buena elección, nada más”. Así se titula el análisis de un frustrado Padilla sobre la elección del Frente de Izquierda en Mendoza. Evitando hablar demasiado sobre la estrepitosa derrota del kirchnerismo que a nivel nacional no sobrepasó el 26% (por debajo de los pronósticos más pesimistas), Padilla tiene que reconocer el triunfo político del FIT, pero asegurando que este triunfo está siendo aprovechado (y festejado) por la derecha mediática por ser un voto anti-K, producto de “el clima gorila y antiperonista” en la Argentina y sobre todo en la “bienuda” Mendoza.
Padilla nos acusa de ser una izquierda "funcional a la derecha, y elogiada hoy por la derecha”. Sería interesante saber de dónde piensa Padilla que surgieron estos “monstruos” de la derecha nacional y mendocina a la que se supone que somos funcionales, y como se supone que ellos los confrontan, porque, ¿acaso Cobos no fue el exponente de los “radicales K” que acompañaron al kirchnerismo con la fórmula “Cristina, Cobos y vos”? La campaña derechista de mano dura y “tolerancia cero” para los delincuentes, cuyo slogan se disputaban Rosales y Cassia, ¿no tuvo su antecedente en la campaña de Jaque que ganó la gobernación con el “mapa del delito” para combatir la “inseguridad”? ¿Quién puso a Aguinaga al frente del Ministerio de seguridad provincial en 2007 junto al genocida Carlos Rico, desatando un enorme repudio provincial que movilizó a miles el 24 de marzo? Sin duda en este terreno Jaque fue un “precursor” de Cristina que hoy nombra al represor César Milani al frente del Ejército de la Nación, quien visitará la provincia para participar en los actos en homenaje a San Martín acompañado por el “progresista” Agustín Rossi de La Corriente Nacional. A esta derecha, parida por la “transversalidad” K, no se opuso el Frente Para la Victoria: los únicos que denunciamos la campaña de mano dura y criminalización de la pobreza que hizo la derecha, fuimos nosotros (la izquierda). El kirchnerismo que recicló parte del personal político del menemismo y el duhaldismo como Aníbal Fernández y Scioli, o a los ucedeístas Massa y Boudou, es el que recicló, acunó y proyectó la derecha que hoy se posiciona dentro del peronismo para pelear la sucesión.
¿Quién ha sido entonces “funcional a la derecha”?... ¿La izquierda que escrachó a la embajadora yanky (amiga de Massa) que ordenó la represión en Kraft y a la que Cristina debió pedirle disculpas personalmente? ¿La izquierda que convirtió en una gran denuncia nacional la esclavitud de los niños del Ajo y apoyó a las obreras que sufrieron la muerte de unos de sus compañeros por la represión despiadada del entonces candidato a vicepresidente de Cristina? ¿La izquierda que denunció la esclavitud de las cooperativas truchas en el campo mendocino contra los tractorazos de la Sociedad Rural y la Federación Agraria? ¿O quizá la izquierda que apoyó cada uno de los reclamos de esas maestras ociosas "que trabajan cuatro horas y tienen tres meses de vacaciones". Digamos que como mínimo Padilla debería replantearse si es la izquierda la que padece de "paranoia" (Según la RAE: "Perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas.") Por que todo indica que más bien con estas vulgares acusaciones que pretende hacernos la puede estar sufriendo él mismo.
Sobre la chicana de kirchneristas varios (y de la derecha misma, como el PD), de que el FIT expresó un voto "bronca" de clase media; nos extraña que para un fanático de los "movimientos populares" no se pregunte ¿a dónde fue el voto de enormes sectores de trabajadores y jóvenes que antes los seguían? ¿Por qué a clase media gorila va a votarnos a nosotros, teniendo excelentes exponentes desde el FAP hasta Cassia, y no lo harían algunas decenas de miles de los más humildes y silenciados de la provincia? ¿El 10% que votó a Alejandro Vilca en Jujuy también es una expresión de la clase media gorila antiperonista? ¿Cómo puede haber hecho que una "buena elección, nada más" de la Izquierda haya convertido a un polemista salvaje como Padilla en un friki?
Lo cierto es que en este “fin de ciclo”, existen fenómenos políticos muy distintos entre sí, aunque Padilla insista en ponerles entre sí un signo igual. Por un lado está el paso a la oposición de sectores de las clases medias que expresaron los cacerolazos, aunque el último, convocado en el último tramo de la campaña electoral, fue un fracaso. Estas movilizaciones fueron azuzadas por la derecha republicana para instalar algunos de sus caballitos de batalla contra el gobierno, como las denuncias de corrupción contra funcionarios y empresarios K, que debilitaron la credibilidad política del gobierno. Una erosión a la que apelaron las campañas despolitizadas de la oposición patronal, con slogans como el “distinto a todos, igual a vos” del cobismo. Por el otro: mientras el gobierno toma medidas “funcionales a la derecha” (como la de designar a Milani para dirigir el ejército o firmar el acuerdo con Chevron) se desencanta su base progresista; pero además, la persistencia de la inflación, el impuesto al salario y la precarización laboral minan la base social que tenía el gobierno entre sectores de trabajadores que representaron una parte importante del 54% y donde ha perdido millones de votos. El paro del 20N de 2012 convocado por la burocracia moyanista que rompió con el gobierno empezaba a mostrar esta tendencia.
Hace algunos años Padilla decía que la izquierda mendocina siempre “desvarió” entre alianzas políticas oportunistas o un sectarismo dogmático que le impediría “construir una alternativa seria”. En ese momento nuestro detractor nos acusaba de enfocarnos "exclusivamente en la acumulación política obrerista", algo que nuestra lucha en el terreno de la lucha por los derechos de las mujeres, la juventud y el castigo a los genocidas desmintió por sí sola. Ahora menciona al pasar nuestros “prejuicios clasistas” algo que al decir verdad nosotros conocemos como independencia de clase, y que nos permitió fortalecernos frente a la deriva de la “izquierda sojera” que apoyó a las patronales agrarias en 2008 y la que se integró al gobierno y su capitalismo de amigos para terminar conformando las "orgitas" que tanto critica este columnista. Padilla nos acusa de “contribuir al establishment” porque éste quiere mostrar un “falso democratismo burgués” que neutralice el “populismo transformador” del kirchnerismo. En realidad, el establishment se sirvió muy bien durante todos estos años del kirchnerismo, que circunscribió su papel “transformador” a los límites de la miseria de lo posible, al “nunca menos” siempre y cuando no significara tocar los grandes intereses del agropower, las multinacionales, la Iglesia…como detallamos mejor acá. Ni una sola de estas denuncias es levantada en forma consecuente por los “funcionales” intelectuales K.
Las propuestas que levantamos desde el FIT que los legisladores ganen como un trabajador, por la nacionalización de los recursos naturales como el petróleo y el gas, por impuestos progresivos a las grandes fortunas, además de los derechos democráticos para los sectores oprimidos como las mujeres, la comunidad LGTB, los inmigrantes, la juventud, forman parte de un programa transicional para desarrollar la movilización de los trabajadores y de la juventud. Ni No tenemos, como plantea Padilla, una posición anti-parlamentaria, sino que, como mostramos en la práctica con el diputado obrero del Frente de Izquierda Raúl Godoy, en la provincia de Neuquén, apostamos a que los trabajadores no opten por las alternativas patronales, sino por una propia, que puede tener una tribuna en el parlamento, pero cuyo objetivo es desarrollar una fuerza militante en las fábricas y lugares de trabajo, entre la juventud y los sectores populares. Apostamos a seguir desarrollando esta militancia y a conquistar una banca en el Congreso en octubre, que sea una tribuna de referencia de los luchadores obreros y populares y del pueblo trabajador.
"En la vida, hay que elegir" Algunos cientos, quizá unos miles militarán en Octubre para envíar al Congreso el primer diputado de la izquierda trotskysta en la historia de Mendoza. Otros militarán para que entre al congreso el derechista Omar Felix, hijo del genocida Chafí Felix, serán "funcionales a esa derecha y elogiados por esa derecha". ¿Y Padilla por quién se la jugará en esta contradicción principal? 75.000 ya lo hicieron por Nicolás del Caño, nada más... y nada menos.
sábado, 27 de julio de 2013
Julio Rudman: Un progre K ofuscado ¿con quién?
Por Eva Baez
En un reciente post en su blog Caramelos ácidos, el periodista mendocino Julio Rudman embiste contra nuestro candidato por el Frente de Izquierda en Mendoza, Nicolás del Caño, que en una entrevista en Diario Los Andes dijo que "de conjunto, el kirchnerismo no tomó medidas integrales a favor de la mayoría del pueblo trabajador". Una afirmación para el periodista tan disparatada que ni siquiera se hace necesario nombrar tales medidas integrales.
Rudman se pregunta “¿qué es [para la izquierda] un análisis de conjunto?” (pasaremos por alto por esta vez los epítetos despectivos, para responder esta “duda”). Un análisis de conjunto, es el que propone el mismo gobierno nacional proclamar “una década ganada”. Lo que el kirchnerismo presenta, con un discurso de ribetes desarrollistas, como “ganancias” de la década para los trabajadores y sectores populares: es decir, la creación de nuevos puestos de trabajo, el crecimiento económico –hasta que golpeó la crisis internacional en 2008- y los subsidios como la Asignación Universal por Hijo; tienen su contracara en la persistencia y aun la profundización de pilares fundamentales del neoliberalismo menemista: los índices de crecimiento económico aumentaron de la mano de la sojización y el fortalecimiento del agropower. Mientras que de los cinco millones de nuevos puestos de trabajo, más de la mitad son en condiciones precarias, tercerizados o bajo distintas formas de flexibilización laboral (pilar menemista si los hay); y para quienes trabajan en blanco, el impuesto a las ganancias viene a licuar el salario carcomido por la inflación. De la misma manera, la participación de los asalariados en la renta nacional no sólo no mejoró con respecto a los niveles del 2001, sino que decayó. La AUH representa menos del 1% del PBI, en tanto que el pago de la deuda externa se llevó aproximadamente un 10% del PBI anual entre 2005 y 2012. No hace falta decir que el pago de la deuda fue presentado siempre por los Kirchner como un “logro”, lo mismo que las millonarias ganancias empresarias; cuando, muy lejos de haberse desarrollado una supuesta industria nacional, dos tercios de las principales 500 empresas en Argentina pertenecen a capitales extranjeros. Y las principales concentraciones de tierra siguen en manos de la rancia oligarquía de los Martínez de Hoz, los Blaquier, etc., y de las grandes exportadoras como Bunge, Monsanto, Cargill. Esta sería una escueta explicación de por qué consideramos que el gobierno, en “un análisis de conjunto”, no ha tomado medidas integrales (o estructurales) que vayan contra la herencia neoliberal y a favor del pueblo trabajador, sino que se ha servido de ella para beneficiar a sus capitalistas amigos. Para no hablar del transporte público, la vivienda o el ordenamiento urbano... desastres "estructurales" que han devenido en verdaderos crímenes sociales de este gobierno (Once, Indoamericano, Inundaciones) que no se olvidarán. Será por ello que muchos no consideran para nada disparatado que nuestros spots planteen terminar con la casta de políticos millonarios, con el trabajo precarizado y en negro, contra los impuestos que revientan los ingresos del pueblo trabajador mientras los millonarios no pagan un solo peso.
Menos aún en una coyuntura donde Cristina le entrega en bandeja los recursos petroleros a la multinacional yanqui Chevron; al “estercolero del mundo”, que efectivamente nos infecta, pero de una manera bastante más literal: con el Fracking, “el gran salto hacia adelante” del modelo. Para no tomar verdaderas grageas ácidas como la Megaminería que proyecta el kirchnerismo en Mendoza. ¿Dónde quedó la “soberanía nacional” que esgrimían los K alentados por la “nacionalización” del 51% de YPF?
Dejemos acá, y evitemos entrar en los innumerables escándalos de corrupción –que ahora tienen como centro al vaciador Ricardo Jaime, responsable junto al gobierno de las masacres en el Sarmiento; o la designación y defensa del genocida César Milani al frente del Ejército.
Y sin embargo Rudman prefiere –inspirado por algún tachero facho de la Capital Federal- ver el "conservadurismo" en la izquierda que, según él, “repite el mismo discurso desde 1905”. Le respondemos que nuestro “conservadurismo” viene, en todo caso, desde un poco más allá por 1871, cuando la gloriosa Comuna de París proclamó el primer gobierno obrero de la historia y echando por tierra los privilegios de los políticos burgueses, declaró que ningún funcionario podía cobrar más que un trabajador. Efectivamente, desde el Frente de Izquierda retomamos esta tradición revolucionaria, porque como Rodolfo Walsh supo decir:“nuestra clase dominante ha procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan héroes ni mártires. Las experiencias colectivas se pierden, las lecciones se olvidan. Cada lucha debe comenzar de nuevo, separada de la anterior. La historia se convierte así en propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.
Si nosotros, por intentar recuperar las enseñanzas de una tradición revolucionaria diezmada por la burguesía –con la inestimable ayuda del stalinismo, donde supo militar Rudman- somos "conservadores": entonces, cuando vemos, al calor de la crisis internacional, que estas ideas revolucionarias vuelven en las juventudes que ocupan las calles en Brasil, Turquía, Egipto, Chile… ¿Qué pensará Rudman? ¿Que son jóvenes conservadores?
El verdadero conservadurismo (de los intelectuales K) es cerrar los ojos, en función del “relato”, a la realidad de que el gobierno nacional se sostiene sobre la alianza con los barones del conurbano, gobernadores como Isfrán o Urtubey, y burócratas sindicales de la calaña del “601” Gerardo Martínez. Antes de intentar ridiculizar a la izquierda, sería bueno que Rudman tuviera en cuenta lo que se preguntan sus propios compañeros. Por ejemplo, mientras él “entiende muchas cosas” mirando el caudal electoral del FIT, Follari (disertando junto a Laclau en la Facultad de Ciencias Políticas) explicaba que “tragar sapos” como los del PJ, era inevitable para estar donde están, ya que si el progresismo K se presentara solo en las elecciones, probablemente sacaría “menos votos que la izquierda” (algo que se ve que Cousinet aprendió muy bien). Después de todo: ¿qué resultados esperaría este periodista del kirchnerismo “puro” sin las alianzas con los conservadores locales que ganaron la interna de la mano de Ciurca? Marcelo Padilla, por ejemplo, se lamenta de que a éste no haya nada que oponerle salvo “orguitas de 35” y “10 agrupamientos atomizados que se dicen Unidos y Organizados”. Por último, entre los intelectuales de Carta Abierta (ver, en Carta Nº 13, titulada “Los Justos” su propósito de sostener al gobierno K frente a una “sutil forma de golpismo [que] opera todos los días”) empiezan a verse las crisis desatadas con la designación del golpista Milani y un gobierno arrodillado ante el purificado Francisco I (
si esto no es conservadurismo, ¿qué es?). El progresismo K ya no puede estar tan seguro de que su gobierno y los sapos de su barriga no puedan devenir en una fuerza bastante más “conservadora” que la izquierda que tanto repelen.
En un reciente post en su blog Caramelos ácidos, el periodista mendocino Julio Rudman embiste contra nuestro candidato por el Frente de Izquierda en Mendoza, Nicolás del Caño, que en una entrevista en Diario Los Andes dijo que "de conjunto, el kirchnerismo no tomó medidas integrales a favor de la mayoría del pueblo trabajador". Una afirmación para el periodista tan disparatada que ni siquiera se hace necesario nombrar tales medidas integrales.
Rudman se pregunta “¿qué es [para la izquierda] un análisis de conjunto?” (pasaremos por alto por esta vez los epítetos despectivos, para responder esta “duda”). Un análisis de conjunto, es el que propone el mismo gobierno nacional proclamar “una década ganada”. Lo que el kirchnerismo presenta, con un discurso de ribetes desarrollistas, como “ganancias” de la década para los trabajadores y sectores populares: es decir, la creación de nuevos puestos de trabajo, el crecimiento económico –hasta que golpeó la crisis internacional en 2008- y los subsidios como la Asignación Universal por Hijo; tienen su contracara en la persistencia y aun la profundización de pilares fundamentales del neoliberalismo menemista: los índices de crecimiento económico aumentaron de la mano de la sojización y el fortalecimiento del agropower. Mientras que de los cinco millones de nuevos puestos de trabajo, más de la mitad son en condiciones precarias, tercerizados o bajo distintas formas de flexibilización laboral (pilar menemista si los hay); y para quienes trabajan en blanco, el impuesto a las ganancias viene a licuar el salario carcomido por la inflación. De la misma manera, la participación de los asalariados en la renta nacional no sólo no mejoró con respecto a los niveles del 2001, sino que decayó. La AUH representa menos del 1% del PBI, en tanto que el pago de la deuda externa se llevó aproximadamente un 10% del PBI anual entre 2005 y 2012. No hace falta decir que el pago de la deuda fue presentado siempre por los Kirchner como un “logro”, lo mismo que las millonarias ganancias empresarias; cuando, muy lejos de haberse desarrollado una supuesta industria nacional, dos tercios de las principales 500 empresas en Argentina pertenecen a capitales extranjeros. Y las principales concentraciones de tierra siguen en manos de la rancia oligarquía de los Martínez de Hoz, los Blaquier, etc., y de las grandes exportadoras como Bunge, Monsanto, Cargill. Esta sería una escueta explicación de por qué consideramos que el gobierno, en “un análisis de conjunto”, no ha tomado medidas integrales (o estructurales) que vayan contra la herencia neoliberal y a favor del pueblo trabajador, sino que se ha servido de ella para beneficiar a sus capitalistas amigos. Para no hablar del transporte público, la vivienda o el ordenamiento urbano... desastres "estructurales" que han devenido en verdaderos crímenes sociales de este gobierno (Once, Indoamericano, Inundaciones) que no se olvidarán. Será por ello que muchos no consideran para nada disparatado que nuestros spots planteen terminar con la casta de políticos millonarios, con el trabajo precarizado y en negro, contra los impuestos que revientan los ingresos del pueblo trabajador mientras los millonarios no pagan un solo peso.
Menos aún en una coyuntura donde Cristina le entrega en bandeja los recursos petroleros a la multinacional yanqui Chevron; al “estercolero del mundo”, que efectivamente nos infecta, pero de una manera bastante más literal: con el Fracking, “el gran salto hacia adelante” del modelo. Para no tomar verdaderas grageas ácidas como la Megaminería que proyecta el kirchnerismo en Mendoza. ¿Dónde quedó la “soberanía nacional” que esgrimían los K alentados por la “nacionalización” del 51% de YPF?
Dejemos acá, y evitemos entrar en los innumerables escándalos de corrupción –que ahora tienen como centro al vaciador Ricardo Jaime, responsable junto al gobierno de las masacres en el Sarmiento; o la designación y defensa del genocida César Milani al frente del Ejército.
Y sin embargo Rudman prefiere –inspirado por algún tachero facho de la Capital Federal- ver el "conservadurismo" en la izquierda que, según él, “repite el mismo discurso desde 1905”. Le respondemos que nuestro “conservadurismo” viene, en todo caso, desde un poco más allá por 1871, cuando la gloriosa Comuna de París proclamó el primer gobierno obrero de la historia y echando por tierra los privilegios de los políticos burgueses, declaró que ningún funcionario podía cobrar más que un trabajador. Efectivamente, desde el Frente de Izquierda retomamos esta tradición revolucionaria, porque como Rodolfo Walsh supo decir:“nuestra clase dominante ha procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan héroes ni mártires. Las experiencias colectivas se pierden, las lecciones se olvidan. Cada lucha debe comenzar de nuevo, separada de la anterior. La historia se convierte así en propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.
Si nosotros, por intentar recuperar las enseñanzas de una tradición revolucionaria diezmada por la burguesía –con la inestimable ayuda del stalinismo, donde supo militar Rudman- somos "conservadores": entonces, cuando vemos, al calor de la crisis internacional, que estas ideas revolucionarias vuelven en las juventudes que ocupan las calles en Brasil, Turquía, Egipto, Chile… ¿Qué pensará Rudman? ¿Que son jóvenes conservadores?
El verdadero conservadurismo (de los intelectuales K) es cerrar los ojos, en función del “relato”, a la realidad de que el gobierno nacional se sostiene sobre la alianza con los barones del conurbano, gobernadores como Isfrán o Urtubey, y burócratas sindicales de la calaña del “601” Gerardo Martínez. Antes de intentar ridiculizar a la izquierda, sería bueno que Rudman tuviera en cuenta lo que se preguntan sus propios compañeros. Por ejemplo, mientras él “entiende muchas cosas” mirando el caudal electoral del FIT, Follari (disertando junto a Laclau en la Facultad de Ciencias Políticas) explicaba que “tragar sapos” como los del PJ, era inevitable para estar donde están, ya que si el progresismo K se presentara solo en las elecciones, probablemente sacaría “menos votos que la izquierda” (algo que se ve que Cousinet aprendió muy bien). Después de todo: ¿qué resultados esperaría este periodista del kirchnerismo “puro” sin las alianzas con los conservadores locales que ganaron la interna de la mano de Ciurca? Marcelo Padilla, por ejemplo, se lamenta de que a éste no haya nada que oponerle salvo “orguitas de 35” y “10 agrupamientos atomizados que se dicen Unidos y Organizados”. Por último, entre los intelectuales de Carta Abierta (ver, en Carta Nº 13, titulada “Los Justos” su propósito de sostener al gobierno K frente a una “sutil forma de golpismo [que] opera todos los días”) empiezan a verse las crisis desatadas con la designación del golpista Milani y un gobierno arrodillado ante el purificado Francisco I (
si esto no es conservadurismo, ¿qué es?). El progresismo K ya no puede estar tan seguro de que su gobierno y los sapos de su barriga no puedan devenir en una fuerza bastante más “conservadora” que la izquierda que tanto repelen.
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