viernes, 3 de febrero de 2012

El trabajo esclavo en el campo mendocino

El modelo, el capital y la servidumbre
Publicando originalmente en La Verdad Obrera, Jueves 13 de enero de 2011

En las últimas semanas la prensa oficialista ha descubierto la ignominia de la explotación de los peones golondrinas en el “campo nacional”; la cruzada mediática del gobierno nacional contra Nidera y las empresas esclavistas no ha superado aún el carácter de escaramuza; donde los más aterrados son los socios menores de la esclavitud, la Uatre de Venegas. Entre tanto, el líder de la Mesa de Enlace y la Rural Biolcatti se ha mantenido en la posición de “molestia” por el “intento de generalizar” estos casos de parte del oficialismo.



Los testimonios de las victimas de la esclavitud, conmueven a aquellos que han sido tomados por sorpresa, pero no a quienes lidiamos con esta realidad en nuestra vida cotidiana. Mientras que los medios oficialistas limitan sus ataques a empresas puntuales, que toman como blanco de “castigo ejemplar” para negociar con el resto; y su único interés en mostrar las terribles condiciones de explotación se limita a desnudar temporalmente a su adversario patronal. Los obreros golondrinas santiagueños entrevistados, sin lograr mayor trascendencia, han sabido revelar con la claridad quienes son los beneficiarios y adjudicatarios de su esclavitud: TODOS los patrones e intermediarios del trabajo en el campo argentino. Veamos de qué se trata.

El modelo “snack and pop” y la integración…

Mientras que el boom de las exportaciones y producción sojera alcanzó su punto más alto en la historia bajo el gobierno de los Kirchner, la política de “dejar crecer” y retener parte de su renta extraordinaria para redistribuir a otros sectores patronales de la industria y los servicios; se fue complementando cada vez más -luego del conflicto por la 125- en buscar una apoyo patronal en el agro mas leal a los generosos servicios del gobierno central, enemistado con la mesa de las corporaciones oficiales del “campo”.

¿En que consistió? En entregar a discreción subsidios millonarios -via compensaciones- a sectores de la agroindustria y las “economías regionales”. Así es como la industria molinera, agrupada en la FAIM(1), beneficiados por los bajísimos costos internos de las cosechas levantadas por los trabajadores golondrinas, recibió “según datos de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), desde 2007 hasta julio de 2010, los molinos de trigo recibieron 1717 pagos de subsidios por un monto total que superó los 2.248 millones de pesos”. Los que le siguen en segundo y tercer lugar en la lista de beneficiados vip de este festival de subsidios y “compensaciones”, son los Fedlots (centros intensivos de engorde de ganado) y las granjas avícolas, donde se encuentran granjas, como Nuestra Huella S.A., con familias encerradas en campos electrificados y niños esclavizados que, como Ezequiel, mueren manipulando venenos sin haber terminado la escuela primaria. Lo mismo ocurre con los niños banderilleros de los campo fumigados de la soja que reina en el agro nacional. Lo cierto es que las grandes multinacionales globales como Nidera, Monsanto o Piooner explotan el trabajo esclavo, sin ningún miramiento; de la misma forma que lo hacen los patrones rurales subsidiados, rescatados y encubiertos por el gobierno nacional.

La expulsión de miles de campesinos arruinados, inmigrantes que huyen de la miseria, pobladores desempleados, es una constante con la pérdida de tierras, derechos de agua, y destrucción de las economía de subsistencia en los pueblos del interior para ser integrados al mercado laboral como un ejercito de mano de obra esclava, que puede permanecer temporalmente en la reserva, pero que levantará hectáreas de millonarias cosechas en unas pocas horas, viajando a los lugares más inhóspitos en las peores condiciones, a cambio de jornales que no cubren un tercio de la canasta básica familiar.

Los empresarios cuentan con la total cobertura del gobierno nacional, que más allá de campañas de distracción como la que montan en estos momentos, mantienen una legislación de la dictadura de Videla (bajo la que el Momo Venegas se jacta de haber logrado registrar en veinte años a casi 800mil trabajadores); mientras discuten un proyecto de Ley que la sustituya, no en base a las necesidades reales de los obreros del campo, sino contemplando las mezquinas posibilidades de regular las asociaciones patronales y sindicales avanzando en su estatización, estableciendo derechos “paralelos” a los de los trabajadores de la ciudad, para mantener de fondo la desigualdad con éstos excluyéndolos de la Ley de Contrato de Trabajo; de la que continúan marginados los obreros rurales y las empleadas domésticas, es decir los más expuestos al sometimiento patronal.

El colmo del cinismo del gobierno de Cristina se pudo ver en la producción ajera de Mendoza que ante el pedido de los empresarios para reclutar mano de obra suficiente para levantar una cosecha un 39% mayor a la del año pasado manteniendo las conocidísimas condiciones de esclavitud a la son sometidos; ésta decretó la continuidad del pago de la Asignación Universal por Hijo durante la temporada de cosecha para quienes trabajen en ella. El gran traidor, Lucio Quilpatay del sindicato de frutas y hortalizas de Cuyo, le entregó una ristra ajo y una tijera en un acto de agradecimiento a las mandataria. Hoy decenas de miles de Ajeros trabajan sometidos a las cooperativas truchas y los cuadrilleros que utilizan las patronales, bajo la bendición de la “asignación” del gobierno nacional.

Mientras, el gobierno provincial se embandera con un nuevo “descubrimiento”: en los hornos de ladrillo se explotan niños de hasta 4 años! Y prometen más inspecciones contra esta modalidad. Increíble! Hace por lo menos un década que se sabe oficialmente que Mendoza es la capital del trabajo infantil; los ajeros denunciaron nacionalmente esta situación, e incluso existen numerosas denuncias sobre la situación de los hornos de ladrillo de esta provincia (Ver LVO 404). Las inspecciones del gobierno son un fiasco. Se comprueba la situación y se multa a las patronales, que ya tienen conformados fideicomismos para el peor de los casos: tener que pagar “un vuelto” de mil a cinco mil pesos por cada niño que le encuentren (o sea una ínfima parte de lo que un niño le produce en la temporada). Pero la realidad es que la rutina legal de las multas está tan aceitada a favor de las patronales, que en los seis primeros meses del 2008 de 30 infracciones levantadas por trabajo infantil, solo 2 tuvieron sentencia firme y fueron cobradas. De esta forma, las inspecciones sólo sirven como distractor de una realidad superlativa: el 30 por ciento de los alumnos de escuelas primarias mendocinas están sometidos a trabajar.

Lo que se podría ver como una postal ajera o ladrillera, es en realidad lo mismo que denuncian los trabajadores golondrinas en cosecha del arándano en Entre Ríos, en la fruta de Alto Valle y la región cuyana, en el Citrus y la zafra tucumana, en los campos de la región pampeana, en la vendimia del Valle de Uco, los motoserristas de Misiones, etc. De tal forma está “registrada” la reducción a la servidumbre de miles de trabajadores golondrinas, que en su reclutamiento, tráfico y robo de parte de su jornal, intervienen no sólo cuadrilleros que tratan con los patrones; sino corporaciones gigantescas que operan bajo el consentimiento gubernamental como son las “cooperativas truchas” que reúnen el fraude de decenas de miles de obreros, y agencias como Manpower, con su filial Ruralpower, la empresa imperialista con mayor cantidad de trabajadores temporarios del mundo (más de 4 millones, en 82 países). Terminando de comprobar que todos los capitalistas se benefician y sustentan de la mano de obra esclava.

Los jefes sindicales y la conducción política de la esclavitud. El Momo Venegas, sabe que el enorme poder de fuego de su corporación sindical ha sido construida en base a su asociación directa con las patronales del sector; por ello no duda en traicionar cualquier reclamo y encubrir las situaciones de esclavitud de sus “representados”; hoy chilla porque el gobierno hizo público como propio las inspecciones que se supone “que ellos realizan cotidianamente”, pero no puede explicar porque si inspeccionan tanto las condiciones de esclavitud lejos de retroceder crecen desde los sectores más informales hasta la elite de la cúpula capitalista argentina: el agropower.

Alineado con Duhalde y la Mesa de Enlace, representa para el gobierno un enemigo a discreción, que hay que debilitar para mejorar su posición en la mesa de negociación con las patronales del ruralistas. Efectivamente esta campaña contra el trabajo esclavo, que no ha implicado ningún anuncia nuevo en la legislación laboral videlista (aún cuando el año pasado habían intentado mostrar intensiones de darle curso a una nueva ley de trabajo rural), parece representar una nueva maniobra de Tomada para apuntar contra el monopolio de la Uatre, y abrir paso al moyanismo. ¿Pero en qué sentido el moyanismo quiere avanzar sobre el Momo? Como señalamos antes, en los lugares donde los caudillos de la CGT kirchnerista tienen la representación de enormes destacamentos de trabajadores rurales (como en la fruta y la hortaliza), su rol no es distinto que el de la Uatre, ni la condición de los trabajadores cualitativamente distinta. Quilpatay en Mendoza, junto a centroizquierdistas como el Maure del Sute-CTA, apoyan la candidatura de Adaro y Rasso como representantes del gobierno nacional en la provincia. Adaro desde el ministerio de gobierno no dio la más mínima solución al reclamo de los trabajadores de las cooperativas truchas (ni hablar de terminar con el trabajo infantil); del “jóven K” Hector Rasso que se puede esperar? Si como direcctor de cooperativas de la provincia fue el responsable de permitirle a la mafiosa Coop. Colonia Barraquero (con más de 17mil empleados en condiciones de esclavitud laboral en todo el país) siguiera funcionando en la provincia aún cuando el INAES le había dado la baja a nivel nacional a partir de la denuncia de los trabajadores!

Por más que se esfuercen en acusarse mutuamente sobre quién es el responsable de la situación obrera en el campo, es indiscutible que allí donde son patrones de estancia, cada uno se sirve del sometimiento de miles y miles de obreros.

El capital rompió las fronteras; ¿Quién romperá las cadenas?

La impresión causada en miles de personas que ven que a pocas cuadras de sus casas viven decenas de miles de seres humanos reducidos a la servidumbre, es una primera respuesta a un fenómeno capitalista que no tiene vuelta atrás. El capital ha destruido todas las fronteras, no sólo las nacionales, donde al paso de los flujos del capital financiero son expulsados cientos de miles de hermanos de los países limítrofes. Sino los que hasta hace algunas décadas separaban el campo de la ciudad. El gran analista social y teórico urbano marxista Mike Davis, ha demostrado como; al tiempo que vivimos el acontecimiento civilizatorio más importante desde la revolución industrial, o quizá desde el neolítico: por primera vez la población urbana mundial superó a la rural. “Las fronteras urbanas son la zona de impacto de dos procesos sociales que llevan a la fuerza centrífuga de la ciudad a colisionar con la implosión del campo. (…) las periferias urbanas de Asia son un vacío regulador en la que ʻDarwin se impone a Keynesʼ, donde empresarios mafiosos se mueven a sus anchas sin ningún control ni de la ley, ni de la sociedad. (…) Al igual que en Bangalore, las fronteras urbanas son para los empresarios una fuente muy rentable de mano de obra barata sin control del Estado. (…) En América Latina mitras tanto se produce una lógica inversa, los empresarios rurales recurren a la población de las chabolas para los trabajos temporales o estacionales en el campo.” (2)

¿No es San Pedro una fotografía más de lo que sucede en las entrañas de Argentina? La expansión de la frontera sojera significa nuevas villas miseria y nuevos ejércitos de trabajadores golondrinas que, aún proviniendo de pueblos que permanecieron durante siglos en la pasividad de una aldea, excluidas de la urbanización moderna; como Villa Atamisqui, fundada en 1543, en el actual Santiago del Estero, pueblo del que provenían los obreros encontrados en los campos de Nidera; los habitantes de cientos de pueblos como éste son obligados a convertirse en transmigrantes de un espacio indefinido; mientras que sus hermanos caen en los cinturones miseria del conurbano.

El aúmento de la productividad del campo, no se traduce en una mayor calificación e integración de la mano de obra sino en su contrario; y la servidumbre laboral se combina con la tecnología más avanzada de “las revoluciones verdes”.

El capital destruye las fronteras nacionales, las que separaron la ciudad del campo, las que ponían fin a los surcos en las plantaciones; pero recrea las cadenas de la enorme mayoría de la humanidad que se ve sometida a ofrecer, cada vez en peores condiciones y en sentido más brutal, su fuerza de trabajo a la explotación capitalista.

Los únicos que pueden romperlas son los propios trabajadores, superando las divisiones impuestas artificialmente por los patrones, organizando sindical y políticamente a los sectores más explotados del campo junto a sus hermanos de la ciudad con una política clasista y revolucionaria que le de la bienvenida a la clase obrera. Un llamado a tener en cuenta es el impulsan los dirigentes clasistas del sindicato ajero de Mendoza y trabajadores del citrus tucumano, junto a los dirigentes de Zanón y Kraft en el plenario nacional de trabajadores clasistas del sindicalismo de base.

1. La FAIM integra un total de 89 firmas. Entre las que se encuentran Andrés Lagomarsino e Hijos S.A, Alimentos Gral. Rodríguez, Cargill, Gastaldi Hnos, José Minetti, Kraft Food, Los Grobo, Molino Argentino, Molino Balcarce y Molino Cañuelas.

2. Mike Davis, “El planeta de las ciudades miseria”, Pag. 67 y 68, Ed. Foca, Madrid, 2007.

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